Luego del ataque japonés a la flota naval estadounidense del pacifico ubicada en la base naval de Pearl Harbor, los japoneses se vieron obligados a extender sus dominios sobre las colonias de las potencias europeas en Asia oriental. Para eso iniciaron una campaña de conquistas sobre países como China (desde Manchuria), Tailandia, Filipinas, Birmania, Indochina Francesa, Malasia, y todo el territorio denominado Las Indias Orientales Holandesas que contenían grandes cantidades de petróleo de suma importancia y materias primas para el desarrollo de japonés de esa época y su ejército. La presencia de soldados británicos y estadounidenses en esta zona fue la que principalmente se opuso a toda intervención japonesa. Las Filipinas fue defendida por casi 130.000 soldados americanos, además del ejército filipino, que no pudieron detener la agresión nipona. Poco después una división japonesa ocupa la guarnición británica de Hong Kong, seguida por las invasiones de Malasia y Tailandia con cerca de 100.000 soldados japoneses desembarcando hacia mitad de diciembre de 1942. Mientras tanto, Italia y Alemania declaran la guerra a Los Estados Unidos el día 11 de diciembre, respetando las reglas del Pacto Tripartito. Para finales de enero de 1942, las fuerzas japonesas empiezan a entrar a Birmania desde la ya casi conquistada Tailandia. Malasia cae a mediados de febrero, siendo esta una de las mayores derrotas para el Reino Unido, con cerca de 150.000 bajas contra las 10.000 japonesas. Filipinas pronuncia su rendición para el día 9 de abril, tras la ofensiva final japonesa sobre su capital, Batan. Para finales de 1942, Japón había obtenido, al igual que sus aliados del Eje, una serie de victorias iniciales, ampliando su territorio temporalmente y extrayendo materias primas que también enviaría a sus aliados. Pero la contraofensiva que los aliados pondrían en marcha a mitad de 1942, terminaría con una ya casi visible superioridad aeronaval para los Estados Unidos. Es en la Batalla de Midway en la que los japoneses se confiaron que tenían el factor sorpresa y terminaron perdiendo 4 portaaviones. Al inicio de la guerra contra Estados Unidos, las fuerzas navales japonesas eran superiores a las americanas, sin embargo, no contaban con la potencia industrial y de recuperación militar estadounidense, que los superaba 6 a 1.
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